jueves, 24 de abril de 2008

DÍA DEL LIBRO.

Ayer se celebró el Día internacional del libro (y el copyright, pero airear eso queda feo). Da igual que Cervantes no muriese ese día, ni tampoco Shakespeare... Como muchas otras cosas de esta sociedad, éstas son sólo atrezo. La realidad no debe fastidiar una buena historia. Y menos todavía un buen negocio.
- Da igual que los jóvenes españoles tengan dificultad para leer más allá de tres tristes líneas. Lo importante es que se vendan libros. Otra cosa será cuando las ventas desciendan en picado por no haber lectores. ¿Se irán entonces a vender a Rumanía, como otros?
- Da igual que se permita publicar libros a cualquier personaje lamentable. Lo importante es que venda libros, aunque sean productos basura.
- Da igual que las traducciones, ediciones y encuadernaciones sean cada vez peores, porque el traductor no acabó la E.S.O., el encuadernador es un aprendiz mal pagado y peor formado, y al editor sólo le preocupa de aumentar su margen de beneficio. Lo importante es que la gente pase por caj... perdón, quiero decir que se vendan libros.
- Da igual que cada vez encontremos más faltas de ortografía en tapa dura porque usando un corrector automático se ahorran un sueldo, con los consiguientes desastres, claro. Lo importante es que se vendan libros. Que se lean es lo de menos. Y si quieren ortografía, que se compren un diccionario, y así más dinero.

Día internacional del libro... No me hagan reir, que estoy leyendo.

sábado, 19 de abril de 2008

SONIDO POR UN CUBO.

Hasta hace poco mi único amplificador era el mítico Marshall MS-2 (no podía ser de otro modo siendo informático), también conocido en este mundillo como el marshalito. Muy útil para irse por esos mundos sin tener que cargar con mucho peso, y realmente resultón para ser tan pequeñín.
Como me he decidido a grabar mis experimentos musicales y para eso hay que tener algo más competente me decidí a adoptar un nuevo amplificador y al final me decidí por el Roland Micro Cube, que es un pequeño(22 x 24 x 16 cm.) gran invento con estas cualidades:
- Afinador: Sencillito; simplemente da un La natural -puede subirse o bajarse un semitono- y el resto depende de nuestro oido.
- Efectos: En un mismo control, podemos elegir -sin opción a mezclarlos- chorus, flanger, phaser o tremolo.
- Otro control permite usar delay o reverb.
- Selector COSM: Esta es la auténtica revolución para un dinosaurio guitarrístico como yo. Permite elegir entre 7 modelos de sonido que imitan conocidos amplificadores. Se pueden seleccionar el acústico (y palabra que una eléctrica llega a dar el pego), el Roland JC-120 Jazz Chorus, el Fender Twin Reverb, el Vox AC-30TB, el Marshall JMP1987 y el MESA/Boogie Rectifier. Casi nada.
Incorpora una entrada auxiliar (para tocar junto con un reproductor de mp3, un cd o similar) y una salida para auriculares o grabación.
- Funciona a pilas (6 AA) o con toma de corriente.
- También trae consigo una correa (excesivamente corta como para colgarlo del hombro, pero útil para el transporte).
En resumen, una buena herramienta para pasar unos buenos ratos en casa, tocando con sonido de calidad y sin amargar a los vecinos.

martes, 15 de abril de 2008

ORDEN EN LA SALA.

Me hago mayor. Y no sólo por las canas, que van surgiendo lenta y silenciosamente.
Como buen informático y mitómano irredento, he ido acumulando multitud de cosas (principalmente libros, discos y tebeos) hasta el punto de que el tótem de la urraca me iría que ni pintado.
Pertenezco a la generación kidult, por lo que se pueden imaginar el tremendo volumen de artículos de ocio que voy acumulando (NO, las guitarras NO cuentan, me niego).
Lo que nunca hasta ahora me había pasado es entretenerme al poner orden en el caos cotidiano que me rodea, pero ayer por la tarde me pasé un par de horas dejando mis posesiones ordenaditas y bien apiladas… y me gustó.
Años de infancia y adolescencia evitando con uñas, dientes y disimulo arreglar mi habitación o romper el ‘caos ordenado’ de mis pertenencias… para acabar disfrutando de apilar los cds en cajas, poner los libros ordenados por temáticas (aunque sea poniendo dos capas de libros en cada balda) y bajar al trastero cosas que estorban.
Y así vemos cómo pasa el tiempo. Nunca hubiese imaginado que una caja de más de 500 disquetes de 3 ½” acabase descartada como material inútil. Y todavía menos apartar más de 100 discos compactos por el mismo motivo…
LLevo un tiempo pensando pasar mis compactos a formato dvd, para reducir el espacio, pero me da pereza (por no hablar de que sería una tarea titánica, porque estamos hablando, así a ojo, de unos 300 discos). Además ¿qué pasará cuando en breve llegue el siguiente formato? ¿Qué hago con los dvd?
Si la cosa sigue así acabaré cogiéndole gusto a esto del orden, y eso no se puede consentir.

lunes, 7 de abril de 2008

EL KILOMETRÍN

Tras dejar de fumar he querido retomar la sana costumbre de salir a correr. Con mi sobrepeso (y experiencia, que es un grado o eso dicen) las articulaciones me han llevado a descartar el asfalto. Además, quería controlar mi rendimiento y... me acordé de la pista que los gijoneses hemos bautizado como el kilometrín.
¿Por qué se llama así esa pista? En Gijón todo es grande… La escalera emblemática de la playa de San Lorenzo es La Escalerona, el estadio de fútbol es El Molinón, uno de los paseos más célebres es La Cerona, un templo católico del centro es La Igesiona... y hasta tenemos monumentos que se llaman (entre nos) Les Chapones y el puerto, que no nos parecía lo bastante grande, va a renacer (si la crisis, la malversación y el sentido común no lo impiden) como El Muselón.
El motivo de tan blando diminutivo es no asustar y de paso demostrar nuestra gran forma física. Un kilómetro no es gran cosa, la verdad, y aún es menos si, en realidad, el recorrido suma 925 metros, pero puede intimidar al corredor novato... así que le ponemos el sufijo -ín y podemos dárnoslas de recios norteños al comentar nuestras peripecias de trotones mientras permanecemos sentados y con los pies lejos del suelo.
Y para seguir con diminutivos cariñosos, habría que decirle a Pacita que se preocupe un poco por hacer drenar medianamente las zonas del recorrido que parecen una ciénaga pocera en cuanto caen dos gotas. Porque Gijón es un pueblín, pero somos muchos, hay falta de zonas deportivas (¿por qué dejaron morir el circuito del parque de Isabel la Católica, con lo logrado que estaba?), y no cuesta tanto hacer bien las cosas.