Me costó bastante conseguir los dos últimos tomos después del desastre de la desaparición del sello editorial Byblos, pero finalmente lo logré.
Los cuatro tomos nos presentan la guerra de Troya con sus legendarios héroes, manejados por dioses despiadados. Pero todo eso no sería nada nuevo y Homero ya lo hizo de cine (y luego el cine se encargó de destrozarle la historia, pero eso es otro cuento).
Aquí aqueos y troyanos luchan ayudados por unos dioses que no son más que post-humanos con una tecnología desarrolladísima que usan observadores camuflados para seguir los acontecimientos. A eso añadiremos una trama en la que en la Tierra de un futuro lejano, unos pocos seres humanos buscan la libertad tras siglos de borreguil existencia. Y por si todo esto fuera poco unos extraños seres, más máquinas que seres vivos, llamados moravecs intentan averiguar el secreto que se esconde en el monte Olimpo de Marte, donde los post-humanos llevan a cabo sus maquinaciones.
Todo esto, dicho así, suena un poco enrevesado (y en ciertos momentos así es) pero el relato está lleno de detalles que hacen amena la lectura: desde la visión de personajes como Aquiles (su relación con Pentesilea es para morirse de risa), Odiseo, Helena... hasta las disquisiciones literarias acerca de Shakespeare que protagonizan dos moravecs.
Por desgracia el tercer volumen se hace realmente pesado, y en mi opinión le resta méritos al conjunto. Tambien es cierto que la historia llega a hacerse excesivamente enrevesada, pero se remata con bastante elegancia dadas las circunstancias.
Merece la pena el esfuerzo, que a pesar de todo, requiere lidiar con los cuatro volumenes.
Los cuatro tomos nos presentan la guerra de Troya con sus legendarios héroes, manejados por dioses despiadados. Pero todo eso no sería nada nuevo y Homero ya lo hizo de cine (y luego el cine se encargó de destrozarle la historia, pero eso es otro cuento).
Aquí aqueos y troyanos luchan ayudados por unos dioses que no son más que post-humanos con una tecnología desarrolladísima que usan observadores camuflados para seguir los acontecimientos. A eso añadiremos una trama en la que en la Tierra de un futuro lejano, unos pocos seres humanos buscan la libertad tras siglos de borreguil existencia. Y por si todo esto fuera poco unos extraños seres, más máquinas que seres vivos, llamados moravecs intentan averiguar el secreto que se esconde en el monte Olimpo de Marte, donde los post-humanos llevan a cabo sus maquinaciones.
Todo esto, dicho así, suena un poco enrevesado (y en ciertos momentos así es) pero el relato está lleno de detalles que hacen amena la lectura: desde la visión de personajes como Aquiles (su relación con Pentesilea es para morirse de risa), Odiseo, Helena... hasta las disquisiciones literarias acerca de Shakespeare que protagonizan dos moravecs.
Por desgracia el tercer volumen se hace realmente pesado, y en mi opinión le resta méritos al conjunto. Tambien es cierto que la historia llega a hacerse excesivamente enrevesada, pero se remata con bastante elegancia dadas las circunstancias.
Merece la pena el esfuerzo, que a pesar de todo, requiere lidiar con los cuatro volumenes.
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