sábado, 5 de julio de 2008

IRSE CON ESTILO.

En un lejano ya 1.981 descubrimos que la arqueología no era tan aburrida como parecía, y la historia del cine dió la bienvenida a un héroe cuya silueta con látigo, fedora y ajada chaqueta de cuero se nos quedó grabada en la retina mientras huía de una enorme bola de roca o les chafaba la fiesta a los chicos malos del III Reich.
En 1.984 volvimos al cine para ver al doctor Jones embarcado en otra aventura, esta vez en un templo en la India.
En 1.989, llegó lo que parecía el final de la historia, pero habíamos visto al arqueólogo chulearle un autógrafo al mismo Hitler, y encontrar el Grial, así que no había de qué quejarse.
En 1.993, Antena 3 emitió las aventuras de infancia y juventud del doctor Jones, y los fans tuvieron otra ración de aventuras, aunque ya entonces la cosa chirriaba bastante.
LLegamos a 2.008. Tenemos menos pelo y más michelines, pero seguimos fieles a las sagas que nos hicieron vibrar. Por ello, no descargamos sin más la película, sino que acudimos a la sala de cine (por primera vez en más de un año y a pesar de las malas críticas).
Harrison Ford ya no está para muchos trotes y se nota, pero es nuestro héroe, así que eso se perdona.
Lo malo es que la película es un cúmulo de los siguientes desmadres mezclados sin ton ni son.:
- El Area 51. Aquí hacen un guiño a los fans dejándonos ver el Arca de la Alianza metida en una caja.
- Soldados y espías soviéticos en pleno EE.UU. disfrazados, pero con un acentazo que les impediría ni pedir la hora sin ser descubiertos (ya que estamos, si la trama va a desarrollarse en Sudamérica ¿por qué no seguir con los nazis?).
- Una Cate Blanchett haciendo de mala que más que miedo da risa (eso de ir a todas partes con un juego de estoques está bien si peleas con el Zorro o D'Artagnan pero Indy, además de látigo, solía llevar revólver ¿recuerdan?).
- Un ayudante para nuestro héroe que no sabe más que repeinarse el tupé, llamar abuelo a Indiana y poner cara de acelga.
- Marion, la pareja de Indiana en la primera película, que tras 24 años y sigue igual... de mal. Uno entiende que Indiana Jones saliera por patas.
- Huidas imposibles (más que de costumbre, quiero decir, porque lo de sobrevivir a una explosión nuclear metiéndose en una nevera...) que llegan a hacernos soltar media carcajada.
- Para rematar la fiesta... marcianos. Sí, como lo oyen. Una cosa es que Indiana Jones se haya visto siempre envuelto en búsquedas de objetos místicos, y otra que ahora se dedique a perseguir hombrecillos verdes. Para este bodrio era mejor haber fichado a Mulder y Scully.
Los fans esperábamos, cuando se anunció la cuarta entrega, ver en la gran pantalla la aventura que ya habíamos disfrutado en nuestros ordenadores en un videojuego mítico, pero no hemos tenido tanta suerte.
Uno hubiese deseado que Indiana Jones se desvaneciese con estilo en una última aventura épica, pero no ha podico ser. Una lástima.

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