Nicolás sopla hoy dos velitas (o tratará de soplarlas, que eso aún no se le da bien).
Han pasado dos años que contienen demasiadas maravillas como para tratar de resumirlas en unas líneas. Ha crecido un montón, ha aprendido a caminar, a hablar, a destrozar guitarras (es broma), a robarnos el corazón...
No hay comentarios:
Publicar un comentario