miércoles, 12 de marzo de 2008

CHIPEANDO, QUE ES LEGAL.

Lo primero, confieso que no soy aficionado a las consolas. Nunca me gustó tener un aparato sujeto a los caprichos de una sola empresa y con el único objetivo de jugar.
Ahora que los motores gráficos de las consolas son una maravilla, los ordenadores no se han quedado atrás, sirviendo para mucho más. Y no entro en el precio de unos y otros, que no es tan dispar. El caso es que sigo sin verle las ventajas a tener una consola cuando ya tengo ordenador.
Recuerdo a mis amigos hablar en susurros de dónde podía chipearse la consola de moda. Porque no nos engañemos: trucar las maquinitas no es nada nuevo, siempre hubo quien buscaba (y encontraba) la forma de añadirle utilidades. Principalmente lo que se buscaba era cargar juegos de dudosa procedencia, pero pronto comenzó a oirse que podían hacerse otras maravillas: leer discos con juegos freeware, fotos, música, mp3 o películas... incluso hay quien carga sistemas operativos serios en las consolas.
Lo malo es que siempre había que irse lejos de la luz. Siempre había que buscar en las trastiendas de determinados establecimientos, preguntar con cautela (en ocasiones sólo a un encargado en cuestión), ponerse en manos de los iniciados que se encargaban de recoger el aparato, llevarlo a un lugar misterioso y devolverlo ya retocado por misteriosos gurús. Todo esto era digno de los tiempos de la ley seca.
Pero eso se acabó. A partir de hoy podemos decir sin problemas que nuestra consola ha sido chipeada.
Tenemos que aprender a pensar como seres libres. Si compramos un aparato pasa a ser nuestro, y podemos modificarlo hasta dejarlo irreconocible y/o destrozado (que eso invalide la garantía es nuestro problema). Y si a la empresa fabricante no le gusta, que no venda.
Desde luego lo que es inadmisible es que nos vendan un aparato y nos fuercen a usarlo de la manera en que quieran. Si alguien quiere convertir 500 €uros de consola en un pisapapeles, está en su libre derecho.
Chipear no es piratería y mucho menos un delito. Que lo vayan comprendiendo quienes así nos lo han querido inculcar.

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