lunes, 31 de mayo de 2010

AMOS DE TÍTERES.

Robert A. Heinlein es, quizás, el mejor autor de ciencia-ficción de todos los tiempos. Tras años de defender la primacía de otro maestro, Isaac Asimov (y poseyendo la práctica totalidad de sus obras publicadas en castellano), se cruzó en mi camino "La luna es una cruel amante" y me rendí ante Heinlein.
Gran parte de su genialidad reside, creo yo, en su originalidad. No hay dos novelas iguales. Muchos autores (incluso algunos grandes) escriben una y otra vez lo mismo (para muestra un botón). Unos pocos repiten sólo algunos detalles, pero Heinlein... Nadie podría pensar que el autor de "Las tropas del espacio" (con su militarismo exacerbado) es el mismo que creó "Forastero en tierra extraña" (para muchos la novela hippie por excelencia).
Quizás "Amos de títeres", con su invasión extraterrestre trasunto del comunismo que obsesionaba a los estadounidenses en la época de su publicación, tenga alguna similitud con "Viernes" (pero sólo en detalles como el personaje del jefe del servicio secreto). Por lo demás, el relato es como una de aquellas películas de serie B en blanco y negro sobre marcianos malísimos con planes para sojuzgar a la raza humana. Eso no quita para decir que "Amos de títeres" se lee con agrado de una sentada. No es precisamente su mejor obra, pero ya quisieran casi todos escribir una novela la mitad de entretenida. Ahora tengo que echarle un vistazo a su adaptación cinematográfica ("Alguien mueve los hilos") para repetirme a mí mismo por enésima vez que siempre es mejor un libro que su adaptación a la gran pantalla (con una excepción).

No hay comentarios: