sábado, 2 de febrero de 2008

EXPIACIÓN.

Yo más bien la habría titulado "Penitencia".
Porque aguantar las algo más de dos horas de "Expiación" es una penitencia. De las duras.
Lenta hasta la desesperación. Repetitiva hasta la náusea.
Habrá quien la vea y diga que es un bello ejemplo de cine intimista y una mirada digna de las grandes producciones inglesas con cuidados decorados, vestuario preciosista, ambientación detallada y demás... pero a mí me ha parecido, y perdón por la expresión, un lento coñazo insufrible.
Su mensaje puede transmitirse con claridad en media hora de metraje. No es necesario -o tal vez sí, ya que la L.O.G.S.E. y demás deformaciones educativas han hecho mucho daño- alargarse dos horas que se hacen cuatro por lo cansino del desarrollo de un argumento que, encima, es más triste que un capítulo de "La casa de la pradera" o "Marco".
Con la competencia a la que se enfrenta, creo obtendrá como mucho premios menores, de esos que sólo recuerdan años después los auténticos estudiosos, pero que el tiempo no hará nada más que borrarla.
Si alguien tiene algún pecado cinéfilo que purgar (haber visto "Mortadelo y Filemón...", "Alvin y las ardillas" o algún otro bodrio de igual calibre) creo que esta es penitencia bastante.
Se permite roncar.

No hay comentarios: