viernes, 8 de agosto de 2008

GUÍA DEL MICHELÍN: FLORENCIA.

Con la experiencia que da haber vuelto recientemente de allí, trataré de plasmar unas notas de ayuda para cuidar la curva de la felicidad en la maravillosa Florencia, que no todo va a ser dejarse los pies corriendo de museo a museo.

- Desayuno:
Nosotros acabamos optando por desayunar en casa (estábamos en un apartamento con una vista privilegiada, como podéis apreciar, y queríamos disfrutarla). Los precios son algo más caros que por aquí, y mucho ojo con lo de desayunar sentados o de pie: El precio puede multiplicarse por dos si decidimos tomar asiento, no es broma.
  • Scudieri: Está justo frente al Baptisterio. Podéis desayunar en esta cafetería con mucho movimiento (la gente que va a trabajar para allí) , buen café -teniendo en cuenta mis gustos es complicado contentarme- y bollería de calidad.
NOTA: Algo que no se estila por aquí es que primero se paga en caja y LUEGO, con el tique, acudimos a la barra a tomárnoslo.

- Comidas y cenas:
  • Boccadama: En la Piazza della Santa Croce. Avisan que su especialidad es la lasaña... y desde luego es de quitarse la boina. Tampoco se puede perder uno el postre helado de crema de café. Con los calores del verano es el remate perfecto para la comida.
  • Baldovino: Muy cerca del anterior, en la Vía San Giuseppe. Las pizzas son de quitar el sentido, con una masa que no se encuentra por aquí. Obras de arte.
  • Bar Vivoli: Callejeando entre la Piazza della Santa Croce y el Barghello, en la Iva Isola delle Stinche hay una heladería que alardea de ser la mejor del mundo. Con eso está todo dicho.
  • Coquinaros: En la Via delle Oche, en las inmediaciones del Duomo, tiene unos tortelloni rellenos de queso y espinaca de saltarse las lágrimas. Pero son los ravioli rellenos de queso y pera lo que realmente merece la pena probar, ya que estamos en Toscana y son típicos de allí. Espectaculares.
  • Alla Vecchia Bettola: En el Viale Vasco Pratolini, zona un tanto alejada del bullicio turístico en el Oltrarno. Ambiente autóctono y muy agradable. La ensalada fría de pulpo merece la pena.
Y ahora otras dos paradas en dos ciudades dignas de una buena excursión.
PISA
- La Bottega del Gelato, en la Piazza Garibaldi es una heladería para llorar (por lo buena, malpensados). Tiene un helado de Stracciatella y unos granizados de limón de órdago, y encima como está algo apartada de la zona más visitada, a orillas del Arno en la zona vieja, está bien de precio.
SIENA
- La Taverna del Capitano, a pocos metros del Duomo, ofrece comida a caballo (nunca mejor dicho, ya que el local se decora con motivos del Palio) entre lo tradicional y el diseño.

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