viernes, 6 de febrero de 2009

KALKITOS.

¿Cuántos recuerdos os trae ese nombre?
El olor del papel de transferencia, el calcar como posesos sobre los dibujos esperando que no se quedasen a medias (porque cuando pasaba eso era una tarea titánica arreglarlo)...
No sé cuántos kalkitos destrocé de pequeño, pero con motivo de mi reciente cumpleaños unos amigos han decidido regalarme este bonito billete de regreso a la niñez.
Como todo cambia, esta vez no me he lanzado como un loco sobre la bolsa (y eso que la primera intención...). ¿Es debido a los mitómanos que llevamos dentro eso de querer recuperar iconos de nuestra infancia?
Sólo sé que la simple portada de este kalkitos me aceleró el pulso y llevo unos días dudando si voy a dejarlo intacto como futuro regalo para una siguiente generación.
Claro que en un momento de debilidad puedo hacerme un bocata de pan con chocolate, tirarme en el suelo y dejar pasar la tarde de este sábado viendo unos dibujos ("Érase una vez... el hombre" o "Mazinger Z" son candidatos), una película de vaqueros o de guerra en la tele, un Mortadelo de mi colección (pobre Filemón, siempre relegado en beneficio de su subordinado) para luego sacar esta reliquia de su bolsa y demostrar que el sentido de la proporción y la perspectiva sigo teniéndolo destrozado a pesar de los muchos kalkitos y del paso del tiempo. Porque seamos sinceros ¿Hay alguien que pusiese los dibujitos en una perspectiva correcta o los poníamos al buen tuntún donde mejor nos parecía?

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