viernes, 13 de marzo de 2009

UNA DE ROMANOS.

Colleen McCullough lleva largo tiempo haciendo las delicias de aquellos a los que nos gusta la novela histórica en general y la de la Roma antigua en particular. Desde que comenzó su saga con "El primer hombre de Roma", dedicada al auge de Cayo Mario y Sila, he devorado sus libros con auténtico placer. Soy lego en la materia, pero me parecen muy documentados, bien planteados, y llenos de detalles que hacen ameno un relato tan extenso (los primeros seis volúmenes suman más de 5.000 páginas).
Con su última obra publicada hasta la fecha "Antonio y Cleopatra", esta saga se da por finalizada añadiendo otras 700 páginas a la suma.
Dejando al margen la calidad literaria o el interés del argumento, este último volumen cojea un poco en el mismo punto que muchos otros con cada vez más frecuencia en el panorama editorial, para desgracia de los lectores: la traducción. En este caso es muchísimo más descuidada que la de sus predecesores. Han tirado por la borda el 'libro de estilo', traduciendo de forma distinta nombres que ya eran familiares y en alguna ocasión -quizás por desconocimiento- los nombres de algunos lugares se han dejado en su versión sajona; no en latín -la usada hasta la fecha- ni en castellano, sino directamente en inglés. Y a eso hay que añadir que el traductor desconoce la diferencia entre "sino" y "si no" y otras lindezas ortográficas y sintácticas.
Por suerte la trama se impone a estos desastres, y nos traslada a la pugna entre Marco Antonio (retratado de una forma tremendamente mordaz) y Cayo Julio César Octaviano.
Intrigas políticas, alianzas tortuosas, campañas militares, costumbres domésticas... todo esto se nos relata con gran detalle y de una forma tremendamente amena.
Para una sobredosis romana, habría que leer los siete libros seguidos (cosa que he hecho), seguir con los clásicos "Yo, Claudio", "Claudio el dios y su esposa Mesalina" y finalizar con "Quo vadis?" (me gustaría, pero me falla el valor).
¿Quién se atreve?

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