miércoles, 8 de julio de 2009

AIRGAMBOYS.

Lo digo continuamente: "Somos como niños".
Hace ya algún tiempo rescaté del olvido una caja de madera donde dormían el sueño de los justos mis airgamboys. Como digno miembro de la generación Kidult, no podía tardar mucho en abrirla, y ayer fue el día.
No voy a decir que anduve tirado por la alfombra montando batallitas (ganas no faltaron pero hay que saber mantener la dignidad, y los achaques no facilitan el andar revolcándose por el suelo); lo que sí hice fue sacar la cámara y dedicarme a dar buena cuenta de todas y cada una de las figuritas, después de haberlas equipado con sus atuendos y armas pertinentes. Confieso que la cara de crío que debía tener era para enmarcar. Algunos conservaban restos de rotulador rojo, con el que les pintaba las heridas (la imaginación no está reñida con unos buenos efectos especiales).
Vuelven multitud de cosas de la niebla del tiempo sólo con manipular de nuevo esos juguetes... y surgen algunas preguntas: ¿cómo es posible que al final vencieran los clicks, con su tamaño escuchimizado y sus articulaciones penosas? ¿alguien llegó de verdad a ver un airgamboy con articulaciones en rodillas y codos? ¿cómo es posible que hubiese tantos airgamboys pecosos?


Dentro de poco rescataré la caja donde me esperan las figuritas de Star Wars y aviso: ahí sí que se puede liar parda.
Lo que sí tengo claro es que no voy a ponerme a subastar mis pertenencias en eBay (la crisis aprieta fuerte pero de momento aguanto), por muy tentadores que puedan ser los precios.

No hay comentarios: