lunes, 13 de julio de 2009

LOS HOMBRES QUE NO AMABAN A LAS MUJERES.

Confieso que en su día los libros de Stieg Larsson se me pasaron completamente inadvertidos. Sí oí algún comentario sobre el primer tomo, pero me temí que fuera una especie de "El código Da Vinci" (un éxito arrollador, pero en realidad una hamburguesa literaria, sin auténtica calidad).
Con la llegada cual gran superproducción cinematográfica del tercer tomo me decidí a leer el primero y, amigos, me quito el sombrero, la boina y la gorra con orejeras. ¡Este tío es (era) un fenómeno!
De mano, la novela policíaca no es algo que me atraiga, pero este relato está hilvanado con tanto gusto que se lee sin casi ningún esfuerzo, y engancha desde la primera línea hasta la última.
Para empezar, no se mete en camisas de once varas: las descripciones son funcionales y lo que no se describe se deja completamente a discreción de la imaginación del lector, lo cual siempre es un buen recurso para un buen escritor. Luego, los personajes son sólidos y directos, incluso aquellos más 'artificiales' o rebuscados; los pocos detalles que desentonan no llegan a disgustar, y los convierten en figuras totalmente creíbles. Algo que también agrada es ver como el autor inserta detalles a lo largo de la trama que nos ayudan a dibujar con más detalle a los personajes (y no hablo sólo de los principales) y luego usa además esos detalles para imprimir ritmo al desarrollo de la acción.
Desde luego, ahora que voy a comenzar el segundo tomo, puedo considerarme un converso y formo parte de la legión de seguidores de la saga Millennium.

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