viernes, 24 de julio de 2009

LA REINA EN EL PALACIO DE LAS CORRIENTES DE AIRE.

Final más que digno de la trilogía Millennium.
Hay que lamentar que su autor haya desaparecido, porque creó unos personajes con una personalidad y magnetismo impresionantes (o dar gracias a que no se van a poder exprimir hasta la náusea esos mismos personajes, pero ese debate lo dejaremos para otra ocasión).
En este último tomo asistimos al desenlace de la trama planteada en el anterior volumen "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina".
Según mi opinión la acción se dilató demasiado, aunque con mucha agilidad y elegancia.
La tensión no decae en ningún momento, y los capítulos van mostrando sin cesar numerosos giros argumentales que dejan estos libros como ejemplo de unos auténticos diamantes de las novelas de intriga.
Porque si algo tenía Stieg Larsson, era una capacidad casi hipnótica para mantener la atención del lector. En este último libro, como buen desenlace, todo queda atado y solucionado (aunque yo creo que es evidente que al final la línea vital de los personajes quedó abierta para una continuación); las acciones dan varios giros inesperados (y algunos auténticamente magistrales) que llevarán al lector a preguntarse "¿pero ahora cómo lo va a resolver?". No hay problema. La imaginación con la que Stieg Larsson hiló la trama de Mikael Blomkvist y Lisbeth Salander superará con creces la del lector más arriesgado.
No es de extrañar que esta trilogía haya arrasado en las librerías.
Sigo manteniendo que el primer libro fue con creces el mejor, pero también reconozco que el total configura una obra de calidad y con elementos más que sobrados para justificar su éxito.

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