lunes, 16 de noviembre de 2009

MUY PRONTO SERÉ INVENCIBLE.

El arte es creación pero siempre hay que basarse en algo, y en "Muy pronto seré invencible" uno no puede evitar acordarse de Watchmen o X-men. Al fin y al cabo en este libro de Austin Grossman los superhéroes están plenamente integrados en la sociedad y viven sus vidas con todas las luces y sombras que los tebeos de nuestra niñez nos ocultaban.
Superpoderes adquiridos de forma traumática, modificaciones genéticas que obligan a medicarse de por vida, implantes cibernéticos con funcionalidades poco claras, poderes paranormales que sonreceta para tratamiento psiquiátrico, divorcios, rencillas, traumas... hay cosas para todos los gustos, vaya.
El relato corre de la mano de dos personajes que alternan su visión de la trama en cada capítulo. Uno (de lejos el más interesante y mejor perfilado) es el malo, el supervillano autodenominado "Doctor Imposible". El otro personaje es la ciborg Fatale, una superheroina con gran parecido con Robocop y grandes dudas existenciales.
El Doctor Imposible nos cuenta el día a día de una mente superdotada decidida a dominar el mundo y que una y otra vez ve a los chicos buenos aparecer en el último momento para chafarle el plan. Uno llega a tomarle cariño al pobre supervillano a quien la vida ha machacado desde la niñez relegándole al segundo plano en beneficio de los niños bonitos y carismáticos con menos neuronas pero más don de gentes.
La trama, bastante lineal y sin demasiadas complicaciones, se centra en el enésimo intento del Doctor Imposible por conquistar la Tierra, doblegar a los buenos y, de paso, darle una manita de bofetones a su archienemigo, el fotogénico y algo descerebrado Fuego Esencial.
El argumento no es tan previsible como pudiera sospecharse al principio (cosa que se agradece) y la visión que nos ofrece del mundo de los superhéroes desde la óptica del bando contrario es verdaderamente fresca y divertida. No es una maravilla literaria, pero mantiene el interés y es lo suficientemente entretenida como para devorarla en una semana o menos.

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