martes, 17 de junio de 2008

SI NOS VIGILAN POR ALGO SERÁ... ¿O NO?

No soy un terrorista. Hace años me descargué una versión corregida y ampliada del clásico "Anarchist cookbook" (manual del anarquista en inglés), con recetas para hacer cosas muy desagradables y estruendosas, pero sólo era para prevenir. Ya por aquel entonces era consciente de que, a veces, la única opción de la gente de la calle es la violencia, y como no sé manejar una guadaña ni una horca...
No soy un ladrón. He hecho mis experimentos con candados y cerraduras de combinación, pero sólo para prevenir desastres domésticos, y por un ligero romanticismo: recuerdo haber leído que los cientíicos del Proyecto Manhattan, traviesos como sólo pueden serlo los genios, se encargaron de ser capaces de abrir cualquier cerradura del complejo y de saber engañar al polígrafo, siendo la pesadilla de los encargados de la seguridad.
No soy un pirata (no soporto ni pasear en barca). Sí he descargado música y películas de la red (aquí lo he dicho en más de una ocasión), pero defiendo el juego limpio. Cuando los creadores de contenidos los comercialicen sin sistemas anticopia, que SI que vulneran un derecho legal como es la copia privada, me plantearé el volver a comprar material audiovisual original. Hasta entonces, puestos a fastidiar o jugamos todos o rompemos la baraja.
A pesar de todas esas cosas que no soy, leo que la mafia consentida (poderoso caballero es...) de la SGAE, Promusicae y demás fauna esperan que otra mafia que se las trae, las operadoras de telecomunicaciones, ayude para controlarnos a mí y a los díscolos internautas que no se dejen timar en silencio.
Increíble. De un plumazo el derecho a la privacidad e intimidad salta por los aires.
La semana pasada ponían en el banquillo Pablo Soto, el creador de ManolitoP2P y otros programas de intercambio de ficheros, porque con su software los usuarios pueden compartir y descargar música sin pasar obligatoriamente por caja. Acusado por una idea, quédense con ese detalle, que es para temblar.
Los derechos desaparecen en aras de una supuesta seguridad. ¿No huele eso a fascismo?
No paran de publicitarnos el mal uso que se hace de las redes de intercambio de archivos, y reconozco las aberraciones que se producen, pero no por ello voy a justificar la censura y el
recorte arbitrario de libertades, de la misma manera que no puedo soportar que nos miren hasta los empastes y calzoncillos a la hora de subir a un avión o de viajar a bordo
¡Viva el PGP, los sistemas P2P descentralizados y anónimos y toda herramienta que nos proteja de aquellos que dicen velar por nuestra seguridad a cambio de nuestra libertad!

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